Éste capítulo nos muestra
la competencia lingüística oral de los niños y niñas en su lengua materna, y
nos hace ver que debemos confiar en otras situaciones del habla y no sólo en la
espontánea. Es importante tener en cuenta y analizar situaciones previas o situaciones artificiales ya que obligan a los
niños y niñas a imitar rasgos característicos de ciertos géneros de discurso, y
permiten tener acceso a formas de competencia más amplias, más diversificadas y
más normativas de la lengua.
Usando sólo situaciones espontáneas, nos arriesgamos a evaluar
características psíquicas, en lugar de competencias lingüísticas.
He podido
comprobar con esta lectura, que, muchos
de los ejemplos que nos muestra el capítulo, los niños usan palabras en sus
frases a la hora de imitar a alguien o en juegos de roles, que pueden
sorprender porque no son propias de su edad.
El capítulo nos muestra como estos niños
dominan ese vocabulario a la hora de hacer dicha imitación. Yo pienso que muchas
de esas palabras son imitadas pero no conocen su significado, por tanto, no
considero que tengan más vocabulario por el hecho de mencionar dichas palabras.
Los niños
aprenden por imitación, y creo que todos lo hacen. Por tanto resulta sorprendente
que puedan utilizar frases diferentes en el lenguaje coloquial.
Por tanto
en algunos argumentos estoy de acuerdo y en otros no. Creo que del lenguaje
espontáneo también se puede evaluar características lingüísticas, ya que en
este tipo de lenguaje no imitan, sino que son palabras que usan y realmente
conocen.
Aún así no
descarto la idea de poder estudiar diversas actividades de parodia que
considere la explotación de la lengua hablada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario